La danza es la expresión que damos a nuestro Dios. Pongamos por ejemplo a David, el danzó con gozo y rompió todo paradigma sobre como debemos adorar a nuestro creador.
Existen dos versículos que son preciosos, ya que nos recuerdan como la mano de Dios ha transformado nuestra vida de manera radical. Muchos de nosotros nos encontrábamos en lamentó antes de conocer al señor, pero todo cambio en el momento que abrimos nuestro corazón a él, tal como lo dice Salmos 30:11-12 NTV.
“Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, para que yo te cante alabanzas y no me quede callado. Oh Señor mi Dios, ¡por siempre te daré gracias!”
y Romanos 12:1-2 nos dice:
“Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”